¿Quieres saber cómo superar la depresión?

Yolanda Vera

ESPECIALISTA EN COACHING INTERNACIONAL. ÁREA DE ESTUDIOS: PSICOLOGÍA Y CIENCIAS DEL COMPORTAMIENTO.

La depresión es una enfermedad muy compleja pero sí es posible superarla, con ayuda terapéutica profesional, la cual nos guía a entender y poder manejar nuestras emociones, la actividad emocional, mental y física nos ayuda a mantenernos saludables y alcanzar nuestra mejor versión.

¿Qué es la depresión?

La depresión se conoce como un trastorno que afecta el estado de ánimo caracterizado por sentimientos de tristeza que persiste durante al menos dos semanas. Existen manuales de referencia diagnóstica y estadística que agrupan sus características y síntomas, permitiendo a los profesionales de la salud mental hacer el diagnóstico correcto y planificar el tratamiento indicado. En algunos casos, de acuerdo a la intensidad y duración de los síntomas, podría ser necesaria la interconsulta con un médico psiquiatra.

Los síntomas de la depresión son varios, el DSM – V (Manual diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, 2013) precisa que deben presentarse 5 o más de ellos en un periodo de al menos dos semanas:

 

  • Estado de ánimo predominantemente triste la mayor parte del día.

  • Pérdida de interés en aquellas actividades que antes se disfrutaban.

  • Cambios en los hábitos alimentarios: disminución/pérdida del apetito o peso o por el contrario, aumento del mismo.

  • Cambios en los patrones del sueño: Insomnio o hipersomnia (duerme poco o no duerme o duerme mucho).

  • Fatiga y pérdida de energía.

  • Agitación o enlentecimiento psicomotor.

  • Sentimientos de inutilidad y autorreproches.

  • Dificultad para concentrarse.

  • Pensamientos sobre la muerte.

Es importante poner atención a la intensidad y duración de los síntomas. Es decir; todos podemos tener días malos, momentos malos, tener dificultades y sentirnos tristes por algún motivo de manera temporal, se espera que al cabo de poco tiempo la persona pueda volver a su estado de ánimo regular.  Sin embargo, estar deprimido supone la presencia de un trastorno, en tanto se prolonga en el tiempo e involucra distintas áreas de nuestra vida. 

Es útil poder mirar la tristeza como una emoción que se presenta y puede desaparecer sola, mientras que la depresión es más estable y la mayoría de las veces va a requerir de ayuda para resolverse.

Cada uno se conoce y puede empezar a detectar señales de alarma que nos hacen pensar que algo no anda bien consigo mismo. Por lo general quienes consultan por depresión empezaron por sentirse fatigados y tristes de manera sostenida, sin energía ni interés por llevar a cabo las actividades de la vida diaria, e incluso aquellas que antes les generaba entusiasmo y placer. El cumplir con la rutina diaria puede suponer un desafío difícil de llevar a cabo para una persona deprimida.

Es vital contar con apoyo profesional y personalizado para poder entender nuestras emociones, trabajarlas y canalizarlas de manera constructiva para recuperar el control sobre nuestra vida.

A veces la depresión puede sentirse como caer en una oscuridad sin fin, pero buscar ayuda es el primer paso para volver a encontrar la luz.

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Hace unos 5 años fue referida a mi consulta una mujer de 41 años de edad, madre de dos hijos de 10 y 7 años, quien se encontraba deprimida luego de recibir un diagnóstico de Cáncer de mama estadio 1, hacía poco más de un mes. Luego de atravesar las primeras etapas de incredulidad y negación, la paciente empezó a notar cambios drásticos en su estado de ánimo que le impedían levantarse de la cama, completar sus rutinas de higiene diaria, dormir y alimentarse adecuadamente. En los pacientes con cáncer, la presencia de depresión es considerada como una comorbilidad bastante común, así como la ansiedad y los trastornos adaptativos.

Es de hacer notar que cuando acude a consulta un paciente oncológico es preciso realizar una entrevista inicial exhaustiva que nos permita obtener la mayor información posible para la comprensión de lo que este diagnóstico representa para ese individuo particular y para su familia.

En las primeras consultas se pudieron explorar antecedentes médicos y emocionales, así como su sistema de creencias, estilos de afrontamiento y demás, encontrando que en su árbol familiar había muertes por diferentes tipos de Cáncer en generaciones distintas, lo cual actúa como un disparador de pensamientos catastróficos pues se asocia el diagnóstico de Cáncer con la muerte.

En este sentido se pudo observar que estos diagnósticos habían sido en su mayoría tardíos, por lo cual el pronóstico no había sido positivo para sus familiares, a diferencia de ella, quien estaba siendo diagnosticada de manera precoz con un carcinoma in situ, sin afectación de ganglios ni de otros órganos. Su sistema de creencias en torno a la enfermedad estaba, por lo tanto, impregnado de los sesgos que dejaron esas experiencias familiares previas con la enfermedad, que no le permitían desarrollar un estilo de afrontamiento más adaptativo y como consecuencia, se sentía profundamente abrumada.

Sus principales preocupaciones se centraban en el miedo a la muerte, en los posibles cambios en su imagen corporal, daños colaterales de los tratamientos y en el impacto que la enfermedad pudiera tener en sus hijos.

El trabajo terapéutico fue en un principio catártico, luego se fue dirigiendo hacia su sistema de creencias en donde se pudo hacer una aproximación más objetiva y ajustada a la realidad de su enfermedad y de su pronóstico, basada en los hechos más que en la acumulación de creencias familiares tomadas como ciertas sin cuestionamiento alguno.  Se realizaron algunas sesiones de psicoeducación con su esposo y se llegaron a ciertos acuerdos para la flexibilización de roles y tareas en casa para que la paciente pudiera asumir el proceso con menos responsabilidades operativas que la pudieran agobiar. Si bien no hubo una intervención directa con sus hijos, se le realizaron sugerencias de cómo abordar el tema del diagnóstico y tratamiento con ellos.

La paciente fue mejorando su estado de ánimo cuando la comunicación con su esposo, en referencia a la enfermedad, fue progresando, el poder hablar del diagnóstico con sus hijos le dio tranquilidad, y su adherencia al tratamiento fue más consciente y a voluntad, menos sumisa. 

Aun a pesar del inicio de la radioterapia y de haber sentido sus efectos secundarios, trabajamos juntas en la aceptación de los cambios en su cuerpo mientras esperaba la nueva evaluación del mastólogo en cuanto a la eficacia del tratamiento. Hasta donde trabajamos juntas, la paciente había empezado a transitar su proceso de enfermedad con menos angustia y desesperación, de una forma más adaptativa.

¿Qué puede hacer una persona para ayudar a un familiar con depresión?

 

  • Resulta útil escuchar al familiar deprimido sin hacer juicios de valor ni cuestionar sus sentimientos.

  • Validar la experiencia emocional del familiar.

  • Evitar colocar la responsabilidad de salir de la depresión en el familiar como si solo se tratara de “poner de su parte”.

  • Ofrecerle compañía y ponderar opciones de ayuda, como apoyo terapéutico, líneas de atención en crisis, ayuda telefónica, virtual y presencial, grupos de apoyo.

  • Sugerir de manera respetuosa que busque ayuda profesional.

  • Si siente que su familiar podría estar en riesgo de conductas autolesivas, llevarlo a algún centro de salud de inmediato.

 ¿Cuál es la diferencia entre atravesar un duelo y estar deprimido?

Cuando se está pasando por un proceso de duelo es esperable la aparición de síntomas que son comunes a la depresión, debido a que una pérdida inevitablemente genera tristeza, angustia y cambios en nuestros hábitos de sueño y alimentación. 

Si bien el duelo es vivido por cada persona de forma diferente, no es en sí mismo una entidad nosológica, a diferencia de una depresión que sí lo es. No obstante, es importante destacar que un duelo que no se resuelve de manera espontánea puede devenir en un trastorno depresivo y patologizar; en ese caso se hablaría de un duelo complicado.

El mundo está atravesando por una crisis sin precedente, se nos han puesto a prueba todos nuestros recursos de afrontamiento y las sociedades han tenido que encontrar nuevos códigos de convivencia para poder lidiar con tantas demandas. La tasa de personas deprimidas se ha disparado y es preciso poder aprender a identificar síntomas tempranos en nuestros familiares y conocidos, así como en nosotros mismos, ya que un mal manejo de un trastorno depresivo podría llegar a tener consecuencias fatales, si lo subestimamos. La depresión es real, es dolorosa y abrumadora. 

Es sumamente importante fomentar la psicoeducación en trastornos como la depresión. No menospreciemos nuestras emociones, y mucho menos subestimemos la depresión, el diagnóstico y tratamiento temprano hará una diferencia enorme.

Está bien estar triste, está bien estar deprimido, pero lo que no está bien es darse por vencido. No estás solo.

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